Domingo. Frío, mucho frío. Sentada en la
silla de su habitación mientras intenta memorizar una pregunta de examen. Al no
poder soportar el frío se dirige en busca de un calefactor. Lo pone al máximo,
casi pasa de helarse a quemarse, pero se puede soportar. Sigue intentando
memorizar una pregunta de examen, al cabo de una hora por fin se concentra y
empieza a estudiar seriamente. Dos horas más tarde. Para, se dirige a su cama,
se tiende, se levanta, va en busca del mp4 y coloca el calefactor en dirección
a la cama. Se tiende y empieza a escuchar música, se dirige a las canciones más
tristes, melancólicas, de las que el estribillo es lento, tanto que se le queda
grabado mucho antes que la pregunta que intentaba memorizar y que tanto tardó
porque no estaba en lo que tenía que estar. Se siente mal, triste, sola… Sigue
escuchando esa música lenta, penosa, que te hace llorar al segundo de empezar a
escucharla. Piensa el motivo que le ha llevado a alejarse de la persona que más
ama en este mundo. Llama a alguna amiga, se desahoga pero ninguna le dice nada,
no son las amigas que espera, se siente más sola aún. Idiota. Se duerme. La voz de su madre la
despierta para preguntarle si irá a cenar,
desde el otro lado de la puerta le contesta que no, que no tiene hambre.
Miente. Se siente mal, muy mal, ni siquiera se siente persona. Piensa que todo
ha sido culpa suya. No puede creer que se haya terminado. Recuerda lo linda que
fue su historia, recuerda aún el sabor de sus labios, recuerda su forma de
reír, recuerda su sonrisa, esa sonrisa que tanto le encanta, recuerda su
cuerpo, lo recuerda todo, lo bueno y lo malo, recuerda el principio de su
historia y quiere olvidar el final. Y no puede, tiene ese remordimiento, no
sabe si con o sin culpa pero tiene remordimientos, le comen la cabeza, y no lo
soporta y coge el móvil y lo llama a él, espera a la segunda pitada y cuelga. Y
al segundo se echa valor y lo llama hasta la última pitada. Escucha su voz,
pero ahora en estos momentos es fría, suena un: “Dime… ¿quieres algo?”. Se
pregunta dónde queda lo que le falta a ese: “quieres algo”, ese “cariño”, “mi
vida” o simplemente, “preciosa”. ¿Dónde está? ¿Por qué no lo escucho? ¿Por qué
me quedo aquí como una imbécil esperándolo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por quéee? Y
él se cansa y le cuelga, pero antes le dice las palabras que ella menos quiere
escuchar en estos momentos, “Se acabó, adiós”. Y se queda de nuevo en su cama,
sin deshacer, se queda llorando, desconsolada, sin nadie, sin nada, sin él… Sin
una amiga que esté ahí para apoyarla, como las buenas amigas. Sin su madre, que
le empezará a preguntar y ella que nunca ha sido de las que le gustan dar
explicaciones. Para la música. Después de horas de llanto desconsolado se
viste, son las 23.15h de la noche. Ni siquiera se peina, le da un beso a su
madre y le dice que tiene que irse a la biblioteca porque en su casa no está
concentrada, la madre le echa una bronca por la hora que es, pero ella se
siente tan mal que cierra la puerta con un golpe que retumba toda la casa.
Camina deprisa, casi está corriendo, aunque siempre tuvo vergüenza de ir sola a
los sitios, pero esta vez se olvida, y al final opta por ponerse a correr.
Llega a la puerta de su casa, y de nuevo lo llama al móvil, él le cuelga y al
recibir la reacción que esperaba, llama al timbre de su casa. Abre la puerta,
ahí está, su cara, esa cara sin lágrimas, sin ningún rasgo de que esté tan mal
como ella. Y lo abraza, y él no se puede resistir y también lo hace, y suben a
su habitación y ella llora, y llora y sigue llorando. Y él se enfada, no
entiende porque está tan mal. Se echan en cara todo lo malo que recuerda el uno
del otro. Y eso es peor aún, empeora las cosas y ella lo intenta abrazar de
nuevo, y él casi la empuja, y le dice lo que la termina de romper por dentro: “Ya
no te quiero, ya no siento nada por ti…” Y ella se va, llega a su casa a las
01.35h de la madrugada. Se tiende en su cama y llora, grita, no duerme, grita
más fuerte aún. Llora, llora, llora hasta quedarse vacía por dentro, no se
siente persona.
No entiende como la persona que le dijo que le amaba con todas sus fuerzas durante tres años y medio ahora le dice que no siente nada, ¿cómo es posible? ¿Se puede dejar de amar en un segundo? Al no encontrar respuestas a ninguna de sus preguntas se duerme. Sin saber cómo ni por qué, quizás por el cansancio, se duerme… Olvidando por unas horas todo lo mal que se siente, intentando soñar con que todo ha sido una horrible pesadilla.
Ángela Romero
No entiende como la persona que le dijo que le amaba con todas sus fuerzas durante tres años y medio ahora le dice que no siente nada, ¿cómo es posible? ¿Se puede dejar de amar en un segundo? Al no encontrar respuestas a ninguna de sus preguntas se duerme. Sin saber cómo ni por qué, quizás por el cansancio, se duerme… Olvidando por unas horas todo lo mal que se siente, intentando soñar con que todo ha sido una horrible pesadilla.
Ángela Romero
No hay comentarios:
Publicar un comentario