17.10.12

LA MÚSICA EN NUESTRAS VIDAS


He recordado una frase que me dijo en cierta ocasión un amigo en una ópera; “Sin música la vida seria un error” y yo, la verdad, no me imagino un mundo sin ella.
A pesar del paso de los años y de las distintas preferencias es interesante comprobar que las obras musicales, cuando son buenas, cuando responden a las emociones o inquietudes de quienes las escuchan, nunca dejan de gustar, y se convierten así en un nexo de unión y fuente de comunicación entre las personas.
Hace unos días leí una noticia que decía que escuchar música por la calle podía suponer un peligro de accidente o incluso de muerte, y me puse a pensar en como la era de la tecnología ha cambiado nuestra vida, y lo increíble que es poder llevar la música colgada al cuello o en tu bolsillo gracias a los reproductores musicales.
Hace tan solo un siglo, había que acudir a una sala de conciertos para escuchar, por ejemplo, una sinfonía de Beethoven; y la única manera de acompañar las tareas domésticas con música era sílbando o cantando para uno mismo.
Hoy en día, la televisión , la radio y los reproductores de sonido son fuentes de emisión casi omnipresentes en nuestra sociedad, y ocupan buena parte del tiempo de mucha gente. Además, los medios de comunicación ejercen una gran influencia sobre el tipo de música que escuchamos y en muchas ocasiones la convierten en un producto de mercado muy rentable.
La música puede evocarnos recuerdos, igual que lo haría cualquier aroma de un perfume, y a veces casi sin saberlo despierta en nosotros emociones muy intensas.
Ella, forma parte de nuestra vida, por ejemplo en el cine, probablemente la muerte del protagonista de una película me dejaría indiferente, pero si de fondo suena una balada triste, esa mezcla de imágenes dramáticas y música, despierta en mi la congoja que no me despertarían las imágenes solas.
Pero es más; la música nos une independientemente de nuestra extracción social.
¿Qué tienen en común un alto ejecutivo de cuarenta y cinco años con un quinceañero que va camino del instituto a las ocho de la mañana?
Lo que les une es que, justo en ese instante uno desde la radio de su coche camino al trabajo y el otro desde su IPod mientras se dirige al instituto, están escuchando el mismo grupo de rock que les gusta. Durante el resto del día probablemente no volverán a coincidir en nada más, tendrán distintas aficiones, distintas formas de divertirse, distintos problemas, pero en ese instante la música fue algo que compartieron dos personas aparentemente tan diferentes.
La música es la única que nos involucra a todos, es uno de los fenómenos que, a parte de aparecer solo en la especie humana, se desarrolla de forma fenotípica, es decir, viene en nuestros genes.
En mi opinión la música tiene su mayor influencia en la adolescencia, cuando el ser humano busca definir la personalidad que tendrá en su estado adulto. Eso se sabe y de eso se aprovecha la industria.
Antes los músicos eran reconocidos por el valor de las obras pero a en la actualidad muchas veces apenas sabemos nada sobre los compositores de las canciones que escuchamos. No nos interesamos por los compositores en sí sino por el cantante que les pone voz a la letra y más aún por el “personaje” que se forma. Vemos un claro ejemplo en Justin Bieber.
Para mí, la música es una forma de aislarse del mundo, de pensar en ti mismo, solo hay que vivirla, un cúmulo de sensaciones que fluye por cada persona cuando decide escucharla, es evidente que cuando una persona tiene bajo el estado de ánimo y escucha obras tristes, su estado de animo disminuye y si escucha obras animadas, alegres y divertidas el estado de ánimo tiende a mejorar en la mayoría de los casos, porque de alguna forma la música tiene la capacidad de influir en nuestras emociones.
Porque la música nos une. Siéntenla y emociónense con ella, porque… “sin música la vida sería un error”.

LUCÍA TORRES DE LOS SANTOS

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